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Foto del escritorLa Factoría

Con piel de lobo III

Actualizado: 11 sept 2018


En la Library of Congress de Washington D.C., Estados Unidos de Norteamérica, como parte de la Sigmund Freud Collection, junto a una serie de documentos que cruzaron los márgenes del Atlántico con la grifa Freud, se encuentran algunos restos que el denominado “Hombre de los lobos” dejó al partir de este mundo. Clasificados como Sergius Pankejeff Papers, Additions 1935-1979, en la Box 4, un sueño, con algunas ocurrencias, ha reposado durante más de cincuenta años a la espera de ser leído. En la noche del 18 al 19 de noviembre de 1966, Sergei Pankejeff soñó que Freud, tenía “una fuerte depresión anímica” a causa de un pensamiento obsesivo: matarlo. En el sueño, Pankejeff no tenía miedo, solo quería que Freud aceptara su intención de asesinarlo. Luego de lograr que lo admitiera, juntos cantaron una “canción religiosa judía”. Freud le reprochó inmediatamente al soñante que no había sido suficientemente estudioso, y él se justificó diciendo que también en el estudio podía hacerse trampa. Y en sueños, el soñante le comunicó al profesor que su método era el correcto mientras que el propio estaba equivocado:


Comienzo a explicarle por qué mi método es equivocado, pero pronto me interrumpe el profesor Freud y me dice que quiero demostrarle que mi método es falso pero que él se da cuenta, justo ahora, de que tengo razón, y que mi método es el correcto. Entonces despierto.[1]


Cincuenta años después de su primer análisis, en sueños, se continuaba una discusión sobre el método. Sergei Pankejeff anotó como ocurrencia que “el canto fúnebre judío”, el más bello de los cantos que había escuchado, era de Nabucco. “Va, pensiero”, de la ópera de Giuseppe Verdi, se basó en el Salmo 137, donde los judíos, junto a los ríos de Babilonia, en el exilio, y con nostalgia, se acuerdan de Sion, sueñan con la venganza.

Aunque la pasión por el archivo ha conservado una serie de documentos concernientes a Sergei Konstantínovitch Pankejeff, no parece ser que sólo fuera un asunto de censura lo que impidió que se investigara en profundidad lo que dejó. ¿Acaso habría cierta comodidad con el caso ya elaborado por Freud? ¿O tal vez el temor a las consecuencias que podría tener poner en cuestión aquello que ha sido repetido y repartido una y otra vez entre los psicoanalistas? Sean cuales hayan sido las causas del descuido, en este tiempo, no es posible obviar los efectos que producen ciertas relecturas. Es ejemplar en ese sentido la biografía de Margarethe Csonka [2], y la distancia que se generó de la versión de “la joven homosexual” con la que Freud nombró a aquella joven. Abrir el archivo ardiente de Sergei Pankejeff implica poner a disposición una serie de documentos, textos e imágenes, algunos ya públicos mientras que otros, hasta ahora, no lo habían sido. Leer sueño:

https://sergeipankejeff201.wixsite.com/lafactoria/blog/sue%C3%B1o-del-18-al-19-de-noviembre-de-1966




La factoría

(José Assandri, Paola Behetti,

Ana María Fernández, Mayra Nebril,

Marcelo Novas, Adrián Villalba)


Contacto: sergeipankejeff2018@gmail.com


* Imagen: Mascara mortuoria (1979) encomendada por Kurt Eissler, Freud Museum, Londres.

[1] Agradecemos a Sofía Porcires el poder disponer de este archivo y a Pola Mejía Reiss su traducción.

[2] Inea Rieder-Diana Voigt, Sidonie Scillag. La ‘joven homosexual’ de Freud, traducción de Martina Polcuch, Ediciones literales/El cuenco de Plata, Buenos Aires, 2004.

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